El origen se remonta a la conquista romana de la antigua Gallaecia. Los daños que el río Miño le ocasionó en su vida útil y sus reconstrucciones fueron las causas de muchas alteraciones de la obra. En el S.XIX se amplió su plataforma eliminando los pretiles de piedra y modificando la antigua rasante y se construyeron aceras metálicas sustentadas por vigas del mismo material. En 1995, con la construcción de un colector, apareció parte de la fábrica del antiguo puente. Se decidió entonces realizar una labor que permitiese recuperar el aspecto original y rasante alomada del puente. Se trató de una obra promovida por el Concello de Lugo y el Ministerio de Fomento, proyectada por E.I.C.DURÁN y ejecutada por MISTURAS, S.L.
