Proyectado en 1898 por Saturnino Zufiaurre se convirtió en el primer puente de acero de España. Para su reparación, y debido a los importantes problemas de corrosión que presentaba, se procedió a atajar las vías de entrada de agua (sellando juntas y corrigiendo fugas) y reparar las zonas afectadas utilizando sistemas de última tecnología y la sustitución del roblonado original por tornillos de alta resistencia. El proyecto fue promovido por el Ayuntamiento de Salamanca.
